martes, 3 de julio de 2012

Por un tiempo indefinido

Debido a los mensajes que me van llegando con respecto a mis actualizaciones en este blog, he decidido escribir este mini post para informar:
En un tiempo indefinido (espero que tampoco se haga muy largo) permaneceré con este blog desactualizado.
En estos momentos no dispongo del tiempo que me gustaría para escribir sobre arte como quiero. El arte es una de mis pasiones y necesito recopilar información adecuada y fotos propias que necesitan tiempo, el cual me falta, para escribir sobre todas las obras que deseo compartir.
De momento, sigo actualizando el blog de mi peque La jirafa porque ella sí crece a pasos agigantados y quiero plasmar cada cosa que hacemos, para que tengamos un recuerdo bonito el día de mañana.
Las obras de arte hace mucho que están ahí y, mientras me ubico, podrán esperarme un poco más hasta que termine unos proyectos importantes que tengo entre manos, entre ellos, sacar un plaza para trabajar en la universidad.
Espero volver....

sábado, 31 de marzo de 2012

8 - Ecce Homo


Representa a un Cristo vivo, un Ecce Homo. Es un Cristo fornido, musculoso, bien anatomizado. Tiene una musculatura llena con formas bien trabajadas. Presenta un leve contraposto y lleva un sudario muy breve.
El signo del Ecce Homo, es la soga al cuello. Se le ven ciertos ecos de Juan de Juni en la cabeza. Apreciamos un rostro de tristeza mezclada con dolor. Tiene tonos claros, formas que recuerdan a los maestros del XVI. Pelo como separado en mechones. La barba dividida en dos mazos, esto también se da en otros escultores. Presenta una boca entreabierta, con labios carnosos, muy destacable las manos, con dedos bien perfilados. Detalles que nos revelan que estamos en maestros de primera categoría.

Gregorio Fernández destaca en el siglo XVII, nace en Lugo en 1576 y muere en 1636.
En 1606 ya está en Valladolid. No se sabe como ha sido su juventud. A partir de 1606 consigue fama enseguida y supone más fama y dinero. Se casa con una dama reconocida de Valladolid.
Es un artista con una gran formación religiosa, con aptitud de trabajo enorme. Tiene un taller bastante grande y hace retablos en cantidad.
Hombre de extraordinaria capacidad para trabajar la madera, predilección por los temas de la Virgen, donde capta muy bien el dolor, el sufrimiento, parece que la madera es carne.
Realiza imágenes de Cristo, de algunos santos y pasos procesionales, aunque de estos últimos muy pocos han llegado original.

Cuando trata el tema de Cristo se ve desde dos perspectivas: el Cristo vivo y el Cristo muerto.
Vivo: De aspecto pletórico, cabezas que recuerdan a Juni, con el pelo formando mechones, marcas de dolor, representa al Ecce Homo, el Cristo atado a la columna.
Muerto: Crucificado, yacente. Es un Cristo seco, escuálido, se reflejan señales de la muerte. Policromía de tono mate, verdosa, para dar mayor sensación de muerte, ojos vueltos, frente y barbilla afilada, cara alargada...
En general en la zona de Castilla y hacia el Norte, suelen ser más interesados en marcar los signos del dolor o del sufrimiento, llagas, etc..., en el Sur se expresa menos, no tanta sangre.
En la forma de hacer la escultura se marca la primera etapa donde aparecen los ecos de Juni y de Pompeyo Leoni, donde hay un cambio. Se hacen telas rígidas, muy acartonadas, sentido naturalista de paño envolvente.
...

martes, 21 de febrero de 2012

7 - La encantadora de serpientes


Óleo sobre lienzo de Henri Rousseau, el Aduanero. Mide 169 x 189'5 cm. Data de 1907. Se conserva en el Museo d'Orsay, París.
Rousseau es el que introduce el mundo Naif.
Se inspiraba en los relatos de la época y en la imaginación popular, conviertiéndolo en el pionero de una novedad exótica. Por aquella época, encantadoras de serpientes se exhibían en un circo de París. Le pudo influir también el relato de la madre del pintor Delaunay, que viajó a la India.
Est
a obra nos muestra una escena más de su creación de junglas. El exotismo no sólo está en la jungla, sino en la visión paisajística compleja de planos, con unos contornos definidos y un uso del color extraordinario. El artista se inspiraba en tarjetas postales, cromos o fotografías y a esto, unía su imaginación para transformar las pinturas en misterio, como un sueño lleno de fantasía.
La luz la representa mediante la iluminación tenue de la luna que se refleja en el agua y en la vegetación. Sin embargo, la figura de la mujer, de piel oscura, no recibe ninguna luz, es como una silueta en medio de la selva tropical. Mujer que hace bailar a las serpientes y también a las plantas (observemos como tienen movimiento sobretodo las del primer plano). Presenta colores planos y alegres.
Es como si la pintura se transforma en una jungla llena de poesía y ensueño, fantasía e irrealidad.
Es tanto el exotismo que presentan sus pinturas que se pensó que, el pintor pudiera haber viajado hasta esos lugares de naturaleza salvaje para conocer directamente la naturaleza. Sin embargo, nunca viajó fuera de Francia; y de guía le sirvió el Jardín Botánico de París.
Su peculiar manera de representar la realidad fue valorada por muchos artistas, entre ellos Kandinsky, Picasso y Braque.

El Arte Naif forma parte del Arte Contemporáneo, al mismo tiempo que el Fauvismo, Cubismo, Surrealismo y diversas formas del Arte No-figurativo.


martes, 10 de enero de 2012

6 - La Torre del Oro

Sevilla fue una ciudad con gran protagonismo durante el reino Almohade, al cual pertenece esta torre que conocemos como Torre del Oro. Data entre 1220-21.

 
La torre tenía una función defensiva junto a la orilla del río. Formaba parte originariamente de las antiguas murallas que protegían hasta 300 hectáreas del total de la ciudad. Eran torres que servían de vigilancia contra los ataques cristianos durante la era almohade. Las fortificaciones son un género de eficios almohades de gran consideración. Con frecuencia, se organizaban dobles murallas, llamándose barbacana la situada al exterior, y en la que se intercalaban algunas torres avanzadas con el objeto de vigilar lugares estratégicos como puentes o puertas de acceso; estas torres podían colocarse incluso con dependencia de la línea amurallada y se llamaban albarranas y el mejor ejemplo es esta sevillana torre.
Actualmente se encuentra desligada de las murallas.
Su planta es dodecagonal y está formada por dos cuerpos: el primero de piedra y el segundo de ladrillo. Estaba cubierta de azulejos que le daban un brillo metálico dorado de gran belleza, de ahí su nombre, porque cuando el sol hacía su efecto brillante en los azulejos decían que parecía de oro.
Parece que tenía una forma abovedada recubierta de cobre.
Tiene escasos elementos decorativos (alternando sobretodo en la parte de arriba), aunque presenta algunas saeteras y arcos ciegos.
La parte de arriba es un añadido de rehabilitación del siglo XVIII (1760).


La Torre del Oro en una postal de principios del siglo XX


jueves, 1 de diciembre de 2011

5 - Técnicas del dibujo: Pastel

El pastel es una de tantas variantes del dibujo con lápiz de color. Se usaba ya en los siglos XV y XVI, servía para dar el toque final con color a los retratos realizados con otras técnicas como punta de plata o sanguina.
Su máxima difusión la alcanzó en el siglo XVIII, siendo la técnica preferida para los retratos. La delicadeza de los colores y los tonos un poco fríos del pastel respondían plenamente al gusto Rococó, teniendo en cuenta también la rapidez de ejecución que permite captar en un apunte la fugacidad del momento.


El modo de obtener el pastel es: haciendo una pasta de pigmento en polvo mezclada con agua, a su vez, meclada con diferentes sustancias según el color y dureza deseados (por lo general agua de cocer cebada o lino, jabón de Marsella o goma arábiga).La intensidad del color se obtiene según las sustancias que se emplean para diluir.
La pasta se moldea en forma de cilindros y se deja secar.
Hay diferentes tipos de pasteles: blandos, semiduros y duros, estos últimos suelen estar tratados con cera.
Las gradaciones del tinte se obtienen añadiendo arcilla blanca; para los rojos se usa bolo armenio; para los tonos oscuros la hematita negra.
Dado que el pigmento tiene un coste elevado en relación con el de las sustancias diluyentes, el pastel que se encuentra en el comercio suele ser descolorido, bien distinto de la delicadeza de tonos característicos de esta técnica.
El soporte para el pastel puede ser cualquier superficie que sea lo bastante áspera para retener una parte del color aplicado con una ligera presión. Existen papeles "vidriados" preparados a propósito para el pastel que se pueden usar también sobre tejido de grano fino.

Para facilitar la fusión de los tonos se puede difuminar con los dedos y, al mismo tiempo, nos permite crear delicadas gradaciones cromáticas.
Para evitar los brillos, hay que limitar al máximo los retoques. Así pues, requiere el pastel decisión y seguridad en el trazo por parte del artista.
Para garantizar la duración del pastel es necesario, además de trabajar en superficies granulosas, fijarlo rociando el dorso con leche, agua o goma.
Ya que es muy difícil limpiar los pasteles, conviene tomar precauciones previas que garanticen su conservación.
Las dimensiones reducidas, debidas a la dificultad de cubrir con color grandes superficies y por otro lado su carácter de técnica intermedia entre el Dibujo y Pintura, facilitaron posteriormente el uso y la difusión del pastel.
Un pastelista excepcional fue Degas, porque rompió la tradición de superficial delicadeza y luminosidad que el pastel había heredado del siglo XVIII. Degas renovó los temas, sacando el pastel del ámbito limitado del retrato al que estaba confinado, y la técnica, aplicando el pigmento en capas sucesivas que fijaba con un preparado cuya fórmula no conocemos. Así llegó a evitar la granulosidad del pastel y a conservar el brillo del color. Además usaba un tipo de lápices con mucho pigmento y pocas sustancias de relleno, superando por tando los efectos limitados del pastel tradicional.
Otros impresionistas como Renoir, Morisot, Sisley, o Pisarro usaron también el pastel en algunas ocasiones, sólo o con lápices de colores y acuarelas.




Obra de Edgar Degas, lleva por título Bailarina con ramo saludando o Sombrillas amarillas.
Se trata de un pastel y aguada sobre papel pegado en tela. Mide 72 cm x 77'5 cm. Pintado hacia 1877. Se ubica en el Museo de Orsay, París.




viernes, 18 de noviembre de 2011

4 - Rahotep y Nofret



Estas esculturas pertenecienten al Arte Egipcio, se ubican en la Dinastía IV del Imperio Antiguo (2660-2180 a.C // Dinastía III-VI).
La estatuaria privada se esforzó en captar la vida e incluso el movimiento de los personajes reproducidos. Durante la Dinastía III las estatuas son aún sumamente rígidas, pero a partir de la IV logran ya una perfección llena de vida.
Estos dos personajes que analizo son un matrimonio, él parece que fue sacerdote o tuvo parientes sacerdotes. Aparecen sentados, muy derechos, pegados al sillón por la espalda y todo el cuerpo, formando, de este modo, ángulo recto con el asiento. Presentan los tobillos anchos propios de la época antigua.

Muestran unas características muy importantes:

- Son figuras muy simétricas.
- Tienen el tórax bastante marcado.
- No miran nada concreto.
- Llaman la atención por el detallismo, es muy parecido a la realidad.
- En la mujer representa el tipo de vestimenta pectoral-collar ancho al cuello, diadema que le sujeta la peluca.
- Ella es más pálida, ya que tener la piel blanca era la moda femenina.
- Él de aspecto más moreno. También puede verse como un intento de transmitir que el hombre siempre estaba más expuesto al sol aunque hay otras hipótesis donde existe la posibilidad de que él fuera de otra región y por eso cambia el tono de su piel.

 En cualquier caso, el tratar de reflejar esa diferencia ya es todo un adelanto para esta época.
- Tienen los ojos de cristal que le da el brillo y hace que la mirada parezca de verdad.
- Podemos observar la ley de la frontalidad en las esculturas, algo que caracteriza a toda la escultura egipcia.












                                                                                                                     Sobretodo es muy interesante el intento de acercamiento a la realidad.  En cualquier caso, indiscutible es el gran impacto visual que nos producen ambas figuras.
El hombre lleva bigote, pero en aquellos tiempos las caras iban rasuradas y si llevaban barba era postiza. Pudiera ser que el autor la puso para captar la atención.

Hay unas características generales que se repiten en casi todas las esculturas de esta época:

- Las esculturas son inexpresivas.
- Tampoco miran nada en concreto, simplemente miran al frente.
- Con estas características parecen más irreales, tienen poca naturalidad y presentan gran rigidez en las figuras, todo esto es por la ley de la frontalidad. Son muy hieráticas y al mismo tiempo esquemáticas. 
Las características que definen a los egipcios en sus representaciones no es un signo de torpeza, pero ellos respetaban las normas y tal cual lo mostraban.
- Hombros anchos, y todo el cuerpo excesivamente marcado.
- Presentan la mano pegada al asiento y para dar la sensación de movimiento levantan un poco el brazo. En Rahotep y Nofret, las manos están pegadas al tórax y sólo levantan del codo hacia arriba. Son muy herméticos.
- En las mujeres se conoce la técnica de los paños mojados. Vestido fino, es tan fino que la anatomía se le señala. Ese traslucir al exterior y parecer que están desnudas es muy típico de las esculturas egipcias femeninas.

- Se utilizaron materiales de dureza para garantizar la conservación. Esta es de caliza pintada.
- Intentaban reproducir las formas humanas de una manera muy simple.

Los egipcios y su arte son símbolo de eternidad, de ahí sus colosales tamaños y su robustez para que permanezcan "vivas" por los siglos de los siglos.









martes, 8 de noviembre de 2011

3 - La urraca




Obra de Claude Monet (1840-1926). Su estilo es Impresionista. Es un óleo sobre tela, con unas medidas de 89cm x 130 cm. Se encuentra en el Musée d'Orsay, París.
Monet sólo tenía 28 años cuando realizó esta obra maestra. La pintó durante el invierno de 1868-1869, aprovechando una estancia cerca de Étretat, en Caux.
Un estudio en profundidad dejó entrever en la tela un primer esbozo de otro cuadro, lo que permitió poder fechar La urraca con gran exactitud.
Una simple urraca en un paisaje invernal: en unas cuentas pinceladas y con poquísimos colores, el maestro de la luz refleja en esta obra toda la magia del invierno.
El pintor juega con la sombra y la luz sirviéndose de una gama de colores reducida a la mínima expresión: blanco, negro, marrón y azul. Un ejercicio peligroso, pues Monet expresa las distintas densidades de la nieve con efectos de blancos puros o menos coloreados, que confieren al conjunto una luminosidad excepcional.

La quietud que emana del cuadro no sólo depende de su tratamiento cromático, sino también de su rigurosa composición. El pequeño muro, divide la tela en dos partes: por un lado, los tejados y el cielo y por otra, el campo de nieve y la sombra que se perfila. Esta horizontalidad queda compensada por la vertical de los árboles, y sólo la urraca aparece descentrada y se inclina, como para quebrar este acuerdo demasiado perfecto.
Fue pintada cinco años antes del nacimiento oficial del Impresionismo. Fue vetada en la exposición de 1869 como: ¡demasiado innovador!
La urraca, auténtica protagonista del cuadro, quebrando el rigor de la composición.